Réquiem

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Mi nombre es Ezequiel…

Y esta es la última página de mi diario…

Si alguien, sea quien sea, llega a leer esto, es porque las peores pesadillas colectivas de toda la historia de la humanidad se terminaron de hacer realidad…

A ti, quien quiera que seas que estás leyendo esto, te toca ahora continuar la historia del último ser humano sano y cuerdo que escribió esto antes de sucumbir en este sitio alejado de la mano de Dios…

Recuerdo muy bien cómo fue que ocurrió…

Y recuerdo también porqué todo empezó precisamente aquí
y no en ningún otro sitio…

Yo lo sé muy bien…

Todo empezó poco a poco, pero de repente, la infección acabó con todo aquello que conocíamos…

De golpe todo en lo que creíamos con los ojos cerrados dejó de existir…

El Apocalipsis llegó y no nos dimos cuenta, estábamos demasiado entretenidos con la versión virtual y distorsionada de la realidad con la que nos atragantaban todos los días…

Cualquier ser medianamente pensante se hubiera podido dar cuenta de que mientras aumentaba geométricamente la acumulación de todo en manos de unos pocos, llegaríamos a un punto sin retorno y que si ese egoísmo y avaricia desaforados seguía devorándolo todo a su paso, el Infierno se desataría en cualquier momento…

Los recursos del planeta no eran infinitos, ni eternos, tenían sus límites…

Pero la estupidez humana no tuvo límites…

Y cuando ya no hubo más espacio en el Infierno para ellos, los muertos caminaron sobre la Tierra…

Y ahora este Infierno que nosotros mismos hemos creado es el precio a pagar por nuestra estupidez…

¿Pero a quién demonios le puede importar ahora todo esto que te estoy contado?

Es más, ¿a quién se lo estoy contando?

Estoy total y absolutamente solo en este maldito lugar que es ahora mi refugio y mi cárcel, evitando por todos los medios a mi alcance que esos monstruos me conviertan en uno de ellos…

Porque, hasta ahora, yo no me he dejado infectar…

Y por eso ahora soy el último ser humano sano y cuerdo que queda en este sitio alejado de la mano de Dios…

Y esa es ahora mi maldición…

Puedo verlos caminar, arrastrarse, devorarse unos a otros, pero yo no soy como ellos… Yo no soy como esas cosas, esas cosas que alguna vez fueron humanas… Aun no…

Yo aun no estoy infectado… Porque yo sí sé quiénes son…

Y porque son como son…

Me dan asco… Míralos… Solo se fijan en lo exterior… Cualquiera que sea distinto a ellos es devorado…

Yo sé muy bien que los seres humanos no son aquellos que solo parecen humanos… No son humanos aquellos que pareciera que están vivos, que pareciera que respiran, que pareciera que piensan y que sus palabras no son más que gruñidos indescifrables y sus acciones no son más que espasmos repetitivos…

No, los verdaderos seres humanos son los que son seres humanos
y se comportan como tales… Yo lo sé…

Aquí, aquí desde mi refugio puedo ver a esas abominaciones…
Están muertos, por dentro y por fuera… Y yo, yo soy muy distinto a ellos… Yo nunca he sido como ellos… Ni nunca seré como ellos…

Al menos, todavía no…
Todavía no…

No, maldita sea, ¡no!
Ni hoy, ni mañana,
¡ni nunca seré como ellos!

Si he de morir en manos de esos monstruos, lo haré luchando, lo haré como un ser humano, como el último ser humano que aun no ha sido infectado en este lugar alejado de la mano de Dios…

Mi nombre es Ezequiel…
Y ni el mismísimo Infierno pudo hacer que me rindiera…

20 de Octubre de 2011

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